sábado, 15 de noviembre de 2008

LA BELLEZA VERDADERA

Mariposa en flor "Sonia" imagenesconbrillos@gmail.com


La belleza es un estado de ánimo: un sentimiento de paz, un equilibrio de nuestro ser con respecto a nuestro entorno diario que debe trascender hacia cualquier otro entorno. La belleza es salud y la salud es un estado físico de nuestro cuerpo totalmente influenciado por nuestro espíritu. De ahí la importancia de trabajar a nivel emocional para lograr que ese espíritu esté conectado con nuestra mente de una forma correcta, porque entre cuerpo, espíritu y mente, existe una simbiosis inalterable que se convierte, definitivamente, en belleza.

La belleza es también resultado de fe y convicciones propias que nos permiten ser sin miedos y no es exclusiva de la mujer, sino de todo ser humano.

La mujer que está conciente de su belleza sabe que los afeites, perfumes, ropa y accesorios son simples elementos de coquetería adorablemente femenina, y los utilizas en su beneficio, pero no se siente desnuda sin ellos.

La belleza tiene colores: así, en los ojos, vamos a encontrar el color de los sueños, en la piel el color de la armonía, en la boca el color del beso dado, en las manos el color de las caricias y el color del compartir, y en el cabello el color de la niñez conservada. La belleza es del color del agua y tiene el aroma del jabón.
La belleza deja huellas por los caminos andados y, estos rastros, llevan el color de la paciencia, el color de la lucha y de la perseverancia, el color tornasolado de las risas y el color de la compasión y de la honestidad.
Por eso, es fácil distinguir el camino por donde una persona bella ha pasado.

Así podemos descubrir que ser una mujer o ser humano con belleza no es demasiado fácil, pero que está al alcance de cualquiera y que es totalmente gratis.

Issa Martínez

martes, 12 de agosto de 2008

GUARDARROPA

No todas podemos tener un guardarropa de Chanel, Armani, Carolina Herrera o Dior. Ni esencias francesas ni atendernos con los estilistas de moda. Y como no podemos, pues no vamos a sentarnos a llorar toda la vida por ello y lamentarnos de cuán desgraciadas somos. Sin duda el mundo de las grandes marcas tiene un sabor especial para las mujeres, un glamour que nos hace querer lucir tan perfectas como las grandes modelos de pasarela. Pero resulta que somos mujeres del gremio “normal”. Mujeres que trabajamos fuera de casa o dentro de ella. Mujeres madres y esposas. Y sabemos que nuestra vida está bastante alejada del mundo de la alta costura y de las creaciones de diseño. Pero debemos saber que cada mujer es única e irrepetible y que en nosotras está el sacar el mejor partido a lo que tenemos. Una mujer no existe en base a lo que lleva fuera, sobre su cuerpo. Sin embargo, es coquetería natural de nosotras el querer vernos bien y eso es correcto. Quizá sería mejor y nos veríamos menos presionadas si viviéramos en una isla como “Las tres sirenas” de Irivin Wallace. Pero resulta que no, que vivimos en un mundo bastante complejo en el que la apariencia es parte importante del éxito y hasta del aprecio y hemos aprendido a vivir o quizá a sobrevivir en este mundo.

Pues bien, ya que no podemos costearnos “excentricidades” carísimas y no vamos a morir de tristeza por eso, debemos saber que nuestro guardarropa puede ser algo bello, presentable y que no ha de costarnos no uno, sino los dos ojos de la cara. ¿Qué debemos hacer para ello? Algo importante es adquirir prendas básicas en colores neutros y fácilmente combinables: un pantalón negro y uno beige pueden ser muy apropiados; también alguna blusa blanca es imprescindible y, sería ideal contar con un par de faldas de un largo adecuado también en colores neutros. Esto sería lo básico, pero claro, debemos adquirir algunas blusas que combinen con nuestros básicos de forma armónica y, algo muy importante, un buen saco de lana y uno ligero que podamos usar cuando se requiera. Hoy día, los pantalones vaqueros son una prenda muy fácil de combinar y que de acuerdo al tipo de zapatos y accesorios, puede ser tan formal o informal como se requiera. Aunque desde luego, nunca podrán servirnos para cuestiones de etiqueta o eventos demasiado formales. No escojas nunca una prenda que no tengas con qué combinar, porque pasará mucho tiempo para que la uses o se quedará guardada. Es impactante lo que puede cambiar una blusa blanca con accesorios distintos. Diviértete probando collares, mascadas de colores y cualquier cosa que sea femenina y sobre todo, que te guste. Y eso sí, un vestido negro podrá sacarte de los peores apuros, procura hacerte de alguno de corte sencillo y de largo adecuado, para que puedas usarlo tanto de día como de noche.

En cuestiones de fragancias, ya hablaremos después. Te sorprenderás al saber que puedes realizar las tuyas con muy poco dinero y con productos naturales.

Issa Martínez

domingo, 29 de junio de 2008

COLÁGENO

En realidad me encanta hablar de esta percepción “Belleza o Recursos”. Quizá seré tomada como enemiga acérrima de los grandes diseñadores o de las poderosas compañías de marcas famosísimas. Pero siento, verdaderamente una necesidad enorme de contraponerme a las supuestas leyendas en cuestiones de moda, belleza y realidad, esta última palabra –realidad- la podemos comparar con la palabra “recursos” que compone el título de esta sección.

Veamos, no contradigo la eficacia de muchos productos carísimos, pero sí debo aclarar que no todos los productos carísimos son efectivos. Y no la contradigo, porque efectivamente usan productos de gran calidad, y entendamos por gran calidad, lo que comúnmente llamamos productos naturales, que sin ser química, percibo bajo mis pocos conocimientos, que las grandes compañías cosméticas combinan con algún tipo de conservadores.

Si tú puedes pagar eso productos de tan elevado precio, y me refiero a cremas y ungüentos casi milagrosos, pues está muy bien, te ahorrarás el tener que hacerlos y refrigerarlos por algunos días para conservarlos. Pero si no puedes, amiga lectora, ni te preocupes, que tú también puedes gozar de sus beneficios por un precio casi risible en comparación con los que tienen las grandes marcas.

Veamos, si mencionamos colágeno, automáticamente nuestra mente evoca cremas de marcas multiconocidas, y de eso, la Mujeres sabemos. Si tomamos en cuenta que el colágeno es una molécula proteica que forma fibras -las fibras colágenas-, y éstas se encuentran en todos los organismos pluricelulares. Y que son secretadas por las células del tejido conjuntivo como los fibroblastos, así como por otros tipos celulares. Y que también es el componente más abundante de la piel y de los huesos, podemos entonces intuir su importancia para el mantenimiento elástico de nuestra piel. Sucede, que decir todo esto que además suena medio complicado, es tan simple como decir que el colágeno es, en palabras más simples, “gelatina”. Así de fácil.

Así que si tú ingieres una gelatina diaria por la mañana y la noche, tu piel va a agradecértelo mucho, así como tus huesos y articulaciones. Mejor aún, puedes comprar esos pequeños sobres de “grenetina” y disolverla en tres cucharadas de agua simple y caliente. Puedes enriquecer esta mezcla con un poco de fruta machacada como fresa o pepino y aplicarla en tu cara limpia. Basta con dejarla de 10 a 20 minutos y enjuagar con abundante agua.

La mezcla deberás dejarla que adquiera la temperatura ambiente pero sin que cuaje, antes de agregarle la fruta y colocarla en tu rostro. Esta mezcla obviamente no puedes guardarla porque se endurece como cuando hacemos una gelatina. Así que deberás hacer un poco cada vez.

De esta forma estarás llevando a tu cuerpo de forma interna la sustancia –al ingerir la gelatina- y, al mismo tiempo, podrás beneficiar a tu rostro y estarás haciéndolo de forma totalmente natural. Hacerlo no cuesta mucho, pero si necesitas constancia, dos o tres veces por semana es lo ideal, pero si el tiempo no te lo permite, al menos intenta que sea una vez por semana.

Issa Martínez